En Cultura científica y participación ciudadana en política socio‑ambiental, de Lázaro M., se podrían diferenciar tres tipos de modelos o enfoques de la cultura científica.
El modelo tradicional entiende la cultura científica como «lo que la gente sabe o entiende sobre ideas y conceptos científicos». En él, la cultura implica la comprensión de los medios y los conocimientos científicos, que pueden ser medidos mediante cuestionarios. Es una visión individual, que no tiene en cuenta la dimensión social de la ciencia. Existe una fractura entre dos niveles, el del experto y el del lego. Su relación es unidireccional, solo se contempla la difusión de los conceptos científicos desde el nivel del experto al lego, mediante la alfabetización científica. Sin embargo, la ciencia no tiene en cuenta a la sociedad y la sociedad no participa en la ciencia; se consideran dos entidades independientes. La actitud de la sociedad, o concretamente del individuo, depende de su grado de cultura científica. La posesión de amplios conocimientos científicos favorecería una disposición positiva hacia la ciencia; mientras que una disposición contraria estaría justificada por el modelo del déficit, la ignorancia emparejada con la suspicacia y el rechazo, cuyo remedio es la educación y difusión masiva de la ciencia (alfabetización).
En el modelo social de la cultura científica, se establece una relación bidireccional entre ciencia y sociedad; la ciencia valora los intereses y necesidades de la sociedad, y esta participa en las decisiones científicas. La cultura científica no solo abarcaría los conocimientos científicos cognitivos; también los metacientíficos, implicación de la ciencia en la sociedad, la economía y la política, y los prácticos, su aplicación en la vida cotidiana. Una persona culta científicamente tendría que ser una persona informada e implicada activamente. Así se conseguiría la democratización de la ciencia.
En un modelo plenamente colectivo, se integrarían las dos visiones, la individual y la social. Participarían tres niveles interconectados, pero cada uno con sus funciones y limitaciones: el individual, la percepción y el conocimiento de la ciencia por el individuo particular (alfabetización); el institucional, la implicación de las instituciones educativas, científicas, sociales, políticas…, y el social, el uso de la ciencia en la vida diaria y la participación de la sociedad en las decisiones científicas (apropiación social de la ciencia).
Lázaro, M. (2009) Cultura científica y participación ciudadana en política socio-ambiental. Tesis Doctoral, UPV/EHU, pp.: 87-106.
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