Juegos interactivos: ¿Se puede aprender ciencia jugando?

 


La web del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ofrece una gran variedad de recursos online de divulgación científica dentro de la iniciativa Aprende ciencia en casa con el CSIC. Entre los que podemos encontrar varios juegos interactivos como Eres un científico sabio, ¿Eres un friki de las plantas? o Misterio en el botánico. El primero es un recorrido por el que se avanza o retrocede contestando preguntas de ciencia, tecnología, lógica y humanidades de distinta dificultad; en el que pueden participar varios jugadores. El segundo consiste en una serie de pantallas en las que se plantean cuestiones sobre las plantas con cuatro posibles respuestas, cuyos aciertos o equivocaciones se celebran o lamentan con un vídeo. El último es un juego de misterio tipo cluedo, en el que hay que resolver un crimen con varios sospechosos. Para lo que se cuenta con diversas pistas relacionadas con la botánica.

Los tres son similares a los juegos de mesa educativos tradicionales. Su finalidad es aprender de una forma lúdica, divertida y colaborativa. Pero, además, aportan las características del formato digital: son multimedia (combinan imágenes, sonidos, vídeos), están diseñados para distintos soportes (ordenador, tablet, teléfono móvil) y permiten la navegación e interacción de los usuarios. Aunque su público es universal, su formato parece estar más enfocado a los nativos digitales.

Estas actividades virtuales tienen la ventaja de que se pueden llevar a cabo en cualquier localización y circunstancia —siempre que se cuente con una conexión a internet—; lo que es de especial importancia en el contexto de pandemia actual. Además, se puede jugar las veces que se desee, de forma que se puede afianzar lo aprendido. Sin embargo, se pierde el dinamismo y la retroalimentación positiva de las relaciones interpersonales asociadas a las actividades presenciales. No se pueden plantear preguntas paralelas a las que figuran en el juego, ni dudas o aclaraciones. De manera que la información queda más restringida.

Para concluir, en mi opinión, los juegos interactivos suponen una excelente plataforma de divulgación de la ciencia, sobre todo en la situación actual. Sin embargo, no pueden sustituir a las actividades presenciales. En este sentido, no es lo mismo el conocimiento teórico sobre botánica, que el contacto directo con la naturaleza.


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